miércoles, 8 de abril de 2020

Ignacio de Loyola, en la espera, esperanza

Artículo que escribió para DiócesisMálaga el sacerdote Manuel Cantero, S.I., ante la crisis del coronavirus.

El hombre se ha creído dios. El dominio de la ciencia, la tecnología, la robótica… le ha hecho pensar que tenía el mundo en sus manos. Ya no necesitaba de Dios. El hombre del siglo XXI se bastaba a sí mismo. Ha desoído los avisos parciales con que Dios le ha querido poner en razones. El hombre se ha crecido más y más. Económicamente ha copado la vida de las naciones y de los pueblos. Todo el mundo ha reivindicado más. Parecería que la hucha de la vida no tenía fondo y que todo consistía en sacar y en exigir.
De pronto un diminuto virus ha tomado carta de universalidad y ha invadido el mundo con una fuerza irresistible, con una carga letal llamativa, y dejando al ser humano y a la misma ciencia médica en mantillas. Activa hasta la extenuación de sus sanitarios, y mostrando al mismo tiempo la ineficacia de las fuerzas humanas, que ven cómo se extiende sin que se sepa a ciencia cierta cómo poner límites a la epidemia.
La economía, motor del mundo, se derrumba, el crudo se viene abajo, las autoridades económicas se sienten atadas de brazos, y las fortunas que se habían hecho en el juego de la Bolsa, se deshacen como la sal en el agua.
Y como medio paliativo e intento de frenar el contagio, se declara el estado de alarma y quedamos confinados en nuestras casas por una temporada que no todas las psicologías están capacitadas a sobrellevar.
ARTÍCULO COMPLETO EN DIÓCESIS DE MÁLAGA

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