domingo, 18 de octubre de 2020

SAN LUCAS

Escrito por el padre Manuel Cantero (R.I.P.) 


AÑO 2019

Día de San Lucas evangelista. Fiesta litúrgica, lo que supone seguir las lecturas de la fiesta. Y la verdad es que no son muy ricas para un comentario. De la 1ª (2Tim.4,9-17) sólo interesa una frase: Tan solo Lucas está conmigo, que dice Pablo. Lo demás son actos meramente externos que se encomiendan o comunican a Timoteo pero que tienen poco para aplicar a la vida, a no ser la atención a los pequeños detalles de la vida común, que llegan a tener su valor, el valor de lo cotidiano.
          Acaba con una afirmación ejemplar. Pablo ha sido llevado al tribunal. Nadie le ha acompañado. Pero él ha aprovechado la circunstancia para anunciar íntegro el mensaje del evangelio, de modo que lo oyeran los gentiles. Preso y solo, lo que no desaprovecha es la ocasión para llevar el evangelio ante los mismos que lo juzgan.

          El evangelio (Lc.10,1-12.17-20) hace poco que lo hemos comentado en la lectura continua. Hoy tiene el sabor de aplicarlo a Lucas como uno de los discípulos enviados. Y no porque lo fuera sino como una manera de centrar el pensamiento sobre el propio envío de Cristo.
          Digo que no era del grupo de los 72 porque el propio Lucas confiesa en el prólogo que él había venido después de los hechos y se dedicó a investigarlos sobre lo acaecido en la vida de Jesús. No había sido discípulo directo.
          La liturgia se lo aplica y así Lucas aparece como un enviado del Señor a ir delante de él, a lanzar a los cuatro vientos la vida de Jesús y la obra de paz que él traía. La mies es abundante y los obreros son pocos. Lucas llega a ser un obrero que sigue sembrando la obra de Jesús. Su misión no es aún la de recoger sino la de sembrar. Y Lucas escribe su evangelio en el que de modo magistral muestra la misericordia de Dios, como uno de los temas recurrentes que aparecen en diversos momentos de su descripción. Si es el relato del samaritano bueno que acude en ayuda del caído en manos de ladrones, o si es el capítulo 15 con la culminación de la parábola del padre bueno, Lucas ha sido el evangelista que nos ha dejado mayor demostración de que Jesucristo es el enviado de Dios para salvar. Lo que concreta perfectamente en el caso del buen ladrón que suplica desde la cruz, y al que acoge sobre la marcha esa misma tarde en el Paraíso.
          El mensaje de este evangelio es un mensaje de austeridad y de paz. Austeridad en el enviado de Jesús, que debe ir desprovisto de apoyos humanos, para que quede constancia de que la conversión de las gentes no viene de los argumentos humanos, sino de la gracia de Dios: de ir en nombre de Dios.
          Por eso va  en aras de la paz: a llevar la paz por dondequiera que vaya, y a dejar asentada la paz y de asentarse el propio mensajero en la paz de Cristo, porque eso será lo que deje constancia de que está cerca de vosotros el Reino de Dios.


AÑO 2013
 SAN LUCAS
             Hoy celebra la Iglesia a San Lucas evangelista. Le aplica la parte de evangelio que él escribió y que hace poco comentamos en el blog: el envío de los 72 discípulos para anunciar la proximidad del Reino de Dios. Como Lucas no es apóstol ni convivió con Jesús y los apóstoles, se le engloba en ese grupo amplio de los setenta y dos, como una forma de expresar que fue discípulo fiel de este Reino. Lucas conoció el mensaje algún tiempo después, e investigó a través de los que habían convivido con Jesús y eran testigos fieles de los hechos de su vida, pasión, muerte y resurrección.


AÑO 2017

Creo que el especialista litúrgico que escogió la 1ª lectura de la fiesta no estuvo afortunado. Cierto que es un texto que nombra a Lucas, pero el resto no dice nada que pueda ser útil a la concurrencia que asiste a una celebración en este día del evangelista Lucas. De hecho, en el Oficio de Lectura se elige una que deja un contenido que edifica y da un sentimiento de devoción. No nombra a Lucas pero ese texto lo escribió él. Y hubiera dicho más que el que nos ocupa: 2Tim 4,9-17.

          Intentando sacarle algún provecho a esa cita, diremos que tiene un sabor familiar, una comunicación de andar por casa, unas letras en las que Pablo revela su parte humana, con su dolor por los que se han ido o –peor aún- los que le han jugado una mala pasada. Lo mismo en los encargos que le hace a Timoteo sobre el abrigo o los libros de pergamino. Es decir: es un texto muy humano, que expresa sentimientos muy humanos y nos pone ante un Pablo muy sobre la tierra.
          Sólo Lucas está conmigo es lo que ha hecho que se elija ese párrafo de encargos y comunicaciones tan sencillas.

          El evangelio (Lc 10,1-12. 17-20) escrito por Lucas, manifiesta el envío de Jesús de “otros 72 discípulos”. No significa que Lucas estuviera entre ellos pero se le aplica, como alguno de los enviados para anunciar el Reino de Dios, y por tanto para manifestar la doctrina de Jesús. Jesús iría después. Estos otros preparaban el camino. La mies es mucha, los obreros, pocos. Rogad al dueño de la mies que envíe obreros a su mies. Ahí sitúa la liturgia la realidad de Lucas, el evangelista que nos trasmitió la vida de Jesús, y tuvo extraordinarias intuiciones para dar a conocer el Corazón misericordioso de Jesucristo. Lo de menos es que fuera uno de entre los 72. Lo importante es la misión evangelizadora que llevó Lucas a cabo con su enseñanza. No fue primero él a las aldeas y ciudades y luego Jesús, como dice el texto de los 72 enviados. Pero Lucas nos describe las andanzas y las enseñanzas de Jesús y nos trasmite lo más sentido del Corazón de Cristo. Podríamos decir que Lucas es el evangelista de la delicadeza y humanidad de Jesús, de su cercanía y su ternura, de sus sentimientos profundos en los que nos dejó la mejor descripción del Padre Dios.
          El capítulo 15 de San Lucas es para encuadernarlo en libro de oro. La parábola del Padre Bueno no tiene comparación con ninguna otra. Es la parábola que ha convertido más almas desde su delicadeza del perdón incondicional y un corazón de un padre que se vuelca plenamente sobre el hijo díscolo –pródigo- y le da todo como si allí no hubiera pasado nada. Corazón de padre que no guarda nada de resentimiento, y mucho menos de castigo o reprensión al hijo que vuelve. Y para afinar todavía más, dará la cara ante el hijo mayor, al que también trata con delicadeza pese a sus reacciones hostiles contra el hermano y contra el mismo padre. “Hijo, todo lo mío es tuyo”, le dice a ese hijo protestón, soberbio y engreído, expresándole también a él su corazón abierto para acoger.
          El gran mensaje de este evangelio de la fiesta es la palabra final: Está cerca el Reino de Dios. San Lucas quiere dejar claro que la misión de aquellos discípulos que Jesús envía, es una misión de paz. Si en la casa en que entréis hay gente de paz y os reciben, quedaos allí, comed lo que os pongan, curad a los enfermos que haya, y decidles: “Está cerca de vosotros el reino de Dios”.
          Evangelista de la paz y evangelista del Reino. Precisamente es Lucas quien narra aquel momento cumbre de la cruz cuando el malhechor admirado de la paz interior de Jesús, ajusticiado como él, acaba pidiendo a Jesús que se acuerde de él cuando esté en su reino. En medio de aquella catástrofe del Calvario, aparece de nuevo el Reino de Dios. Y Lucas tiene este rasgo sublime de Jesús, que promete al ladrón que hoy estarás conmigo en el Paraíso. Sí, en efecto: ajusticiado, aparentemente vencido, hombre que es una piltrafa humana, un objeto de burlas y desprecio, se yergue en el evangelio de Lucas y se manifiesta Rey y dueño de ese Paraíso al que llevará consigo al hombre que en el último minuto se ha volcado hacia él. Alguien dijo que por eso era “buen ladrón” porque robó el corazón de Cristo en el momento final.

          Gran riqueza la que nos dejó Lucas, que no había convivido con Jesús, pero que investigó hasta la saciedad los detalles que podían dar a conocer las entretelas del Corazón del Maestro.



AÑO 2018
San Lucas.
                      Hoy celebramos la fiesta del evangelista San Lucas, con su evangelio tan cercano, y con su maravillosa descripción de la misericordia de Dios. A San Lucas le debemos esas piezas inconfundibles del pastor que busca a su oveja perdida y cuando la encuentra, convoca a los otros pastores para que celebren con él la alegría de haber encontrado su oveja. O la mujer que ha perdido la moneda y barre y limpia hasta que la encuentra. Y cuando la encuentra no se conforma con haberla encontrado sino que llama a sus vecinas para que festejen el encuentro de la moneda. Y se saldrá San Lucas cuando describa al padre bueno de aquel hijo pródigo, al que no sólo se le recibe cuando vuelve humillado y destruido, sino que el padre organiza la fiesta del encuentro y deben alegrarse todos porque el hijo que se había perdido ha sido encontrado.
          La nota no se queda, pues, en el encuentro de lo perdido sino en la alegría contagiosa con la que quiere cada actor que los demás se unan a su alegría por el hallazgo final de aquellas realidades perdidas.
          Cierto que el artista de esas narraciones es el propio Jesús, que contó aquellas parábolas. Pero tuvo que ser la sensibilidad de Lucas quien las plasmara en su evangelio y nos diera esa maravilla de lo que es el Corazón de Dios, el Dios Bueno que no sólo perdona el pecado sino que monta una fiesta por el encuentro de lo que se había perdido. Así nos trasmite los sentimientos del propio Dios, que casi nosotros no hubiéramos sido capaces de imaginar con esas características.
          Todavía, hace sólo unos días, nos encontrábamos con otra narración emocionante para manifestarnos la delicadeza de la misericordia de Dios, en la parábola del buen samaritano que acude al herido, víctima del ataque de unos bandidos, y al que el samaritano auxilia con delicadeza y cuidados y se encarga de que se le atienda en la posada, costeándolo él. Es toda una descripción del amor de Dios, que sale en ayuda del necesitado, con una atención y ternura singulares.
          Y será luego en la cruz donde presentará al ladrón que suplica la compasión de Jesús, al que Jesús le promete estar esa misma tarde con él en el paraíso. No le exige nada. Basta que el hombre ha leído la causa de la condena: “Jesús Nazareno, REY”, y que haya recurrido a él y le ha suplicado que se acuerde de él cuando esté en su reino. Repito: es la sensibilidad del evangelista.
          Para más insistencia, gracias a Lucas tenemos la historia de los primeros pasos de la Iglesia en el segundo libro (los Hechos de los Apóstoles) donde nos deja realidades tan importantes como Pentecostés, o la presencia de María aglutinando al grupo de los discípulos de Jesús.

          La LITURGIA de la fiesta nos deja una 1ª lectura poco enjundiosa (2Tim.4,9-17) en la que no hay mucho que explicar. Está escogida por la referencia que hace San Pablo a LUCAS. En medio de una queja por infidelidades de otros, sólo Lucas está conmigo. Es lo que ha hecho que se escoja ese trozo, que es más bien descriptivo de una situación que vive Pablo.
          Y como no hay en los evangelios ninguna referencia a este evangelista, se ha tomado como evangelio de la fiesta la designación que hizo Jesús de otros 72 discípulos (10,1-12.17-20), a los que envía a predicar e ir preparando el terreno delante de Jesús, por aquellos lugares por los que luego iba a ir el propio Jesús.
          Es claro que Lucas no estaba entre ellos, porque el autor escribe su evangelio investigando los hechos de los testigos oculares, y sopesando los datos y redactándolos por su orden, con el fin de que los que vengan detrás puedan tener una narración fidedigna de las cosas que vivió Jesús de Nazaret.

          Personalmente yo recomiendo a quienes se quieren introducir en la meditación de los evangelios que empiecen por San Lucas, por la mayor posibilidad de adentrarse cordialmente en los entresijos del Corazón de Jesucristo.

AÑO 2015
La Pasión en San Lucas (2)
Siendo así que Lucas es el evangelio más cercano y –podríamos decir- más “humano”, tiene diversos rasgos que elevan su relato a conocer que el que padece es Hijo de Dios. Su mismo comienzo: “He deseado ardientemente comer esta Pascua con vosotros…, y no la volveré a comer hasta que se cumpla en el reino de Dios”, pone ya una nota que se sale de un anuncio humano.
El “ángel” del Huerto, otro detalle que pone sobre un hecho que se sale de normal.
Y cuando es apresado Jesús “los que estaban alrededor, viendo lo que iba a pasar, dijeron: ‘Señor, ¿acometemos con la espada?’ Y antes de esperar respuesta ya uno de ellos hirió al siervo del pontífice y le cortó la oreja. Pues bien: el único evangelista que dice que Jesús “cogió la oreja y lo curó” es San Lucas. Y acabará el relato con la expresión: ésta es vuestra hora y la del poder de las tinieblas, que no expresan los otros sinópticos.
Y aunque sea adelantar acontecimientos, Lucas se extiende en el diálogo de Jesús con el ladrón de su derecha y le promete: hoy mismo estarás conmigo en el Paraíso, lo cual es una confesión abierta de la divinidad.
Volviendo al punto del Huerto, prendimiento y conducción de Jesús a los sacerdotes, el tercer evangelio es el que sitúa el juicio contra Jesús “al amanecer”, como algo distinto de los otros dos evangelios.
Otro momento característico de Lucas es la ida a Herodes, que no es recogido por ninguno de los otros. Y es un momento de gran importancia porque Herodes se situaba al margen del proceso, con tal de que Jesús les divirtiera con algún milagro. Y sin embargo Jesús no dijo allí ni una sola palabra, hasta el punto de que la reacción de Herodes es considerarlo “un loco” (o un tonto, un infeliz) del que se burla y hace que los demás se rían, porque no supo aprovechar “su oportunidad”. Su guardia, después de despreciarlo e insultarlo, le puso un vestido brillante y lo remitió a Pilato. Aquel día se hicieron amigos Herodes y Pilato, que estaban enemistados.
Pilato convocó a los sumos sacerdotes, a los magistrados y al pueblo, y les dijo: ‘Me habéis traído a este hombre como a perturbador del pueblo, y veis que yo –después de examinarlo ante vosotros- no he encontrado culpa alguna de la que le acusáis. No tampoco Herodes, pues lo ha remitido. Por tanto, nada ha hecho digno de muerte’. También esto es solo de San Lucas. Con una conclusión que rompe todos los moldes de la lógica y de la justicia: Por tanto, lo soltaré después de castigarlo. Como no ha hecho nada digno de muerte, lo sustituye por un castigo, que Lucas no concreta. Juan sí lo hace con el primer “castigo” –terrorífico en sí mismo, que son los azotes. Pero es que esa misma referencia del 4º evangelio nos lleva a un paso previo a la crucifixión. Pilatos engañaba (y se engañaba) pensando que con la flagelación podría evitarse la cruz…, pero –por si acaso- ya llevaba eso adelantado.
Y Juan, con Mateo y Marcos nos narrará después ese otro castigo (al que hace Pilato oídos sordos) de la corona de espinas y la burla de los soldados. San Lucas no ha contado ninguno de los dos “castigos”.

Aparecerá la novedad de San Lucas en aquellas mujeres llorosas que se ponen junto a Jesús en el camino del Calvario, a las que Jesús les advierte que no lloréis por mi; llorad más bien por vuestros hijos, causantes o víctimas de esta situación que se produce en el leño verde.

La Pasión en San Lucas (4)
San Lucas es quien más espacio dedica al tema de los dos malhechores que fueron crucificados con Jesús: Llevaban a dos malhechores para ser ejecutados con Él. En los otros relatos, los dos injuriaban a Jesús. En Lucas uno de ellos le injuriaba. Le tentaba a bajar de la cruz y a hacer que ellos también quedaran liberados der aquel suplicio. El otro respondió y reprendió  al primero, y le decía: Ni siquiera  temes a Dios tú, que estás en el mismo tormento. Aquí aparece un reconocimiento que llama la atención. Y nosotros, en verdad, justamente, porque recibimos lo merecido por nuestras obras; pero éste no ha hecho nada malo.
Es un momento sublime. El malhechor se estaba confesando y reconociendo su culpa. Y a la vez estaba manifestando a las claras que Jesús no había hecho mal alguno. Lucas está dibujando una situación impensable. Aquel malhechos había reconoció en Jesús a Dios en el mismo suplicio…, a Jesús que no ha hecho mal alguno. Está en las alturas de la fe. Y desde ahí ya es muy normal volverse a Jesús y suplicarle humildemente: Acuérdate de mí, Jesús, cuando estés en tu reino. La confesión completa de la divinidad de Jesús. ¿Cómo ha llegado a ello aquel hombre? Lo que podemos barruntar es que se había impresionado al verlo padecer con tal paz, con tal serenidad, con tal humildad y grandeza frente a tanta ignominia. Jesús no era un desesperado, un crucificado que se retorcía ante su dolor inmenso. Allí había algo. Y el letrero clavado sobre su cabeza, rezaba así: Jesús nazareno, REY DE LOS JUDÍOS. Y para el ladrón aquello le dijo mucho; podrían haberlo puesto como acusación, pero el seguía teniendo en su alma que “el rey de los judíos” era el Mesías que esperaron, y que el Mesías verdadero era “Hijo de Dios”, “Rey de Israel”, “Bendito que viene en nombre del Señor”… El malhechor había orado y su corazón se había ido purificando y ahora, estando en el mismo suplicio, reacciona al revés que el otro de la izquierda.
Entonces ya habla a Jesús directamente. Y obtiene una respuesta que está en el marco mismo de este episodio sublime: En verdad te digo (era como un juramento de Jesús): Hoy mismo estarás conmigo en el Paraíso. Es un momento para meditar de rodillas. Incluso para muchos es una prueba fehaciente de que lo que se purga, se purga en este mundo, porque al que había sido malhechor no le espera un paso intermedio antes de llegar al “Paraíso”. Será HOY MISMO. Será a tu muerte, tras este tormento que estamos padeciendo.
Y es tan inmediato ese paso en Jesús, que San Lucas pone a continuación el momento cumbre de su vida, entregándose confiadamente en los brazos de Dios, su Padre: “Padre: en tus manos entrego mi espíritu”. Y el sol se eclipsó, dice Lucas (y solo él), oscureciéndose la tierra hasta las 3 de la tarde.
San Lucas dirá como algo distinto que la turba que había concurrido al espectáculo, al ver las cosas sucedidas, se volvía golpeándose el pecho. Por supuesto el centurión dio gloria a Dios reconociendo que “Este hombre era realmente justo”. Son matices diversos respecto a las otras narraciones de los sinópticos. Y matices muy cordiales, que hacen de este evangelio un relato muy sentido y cercano

AÑO 2011

San Lucas es el evangelista del adviento. El ADVIENTO duró siglos, muchos siglos. Por eso Isaías -8 siglos anterior a Jesús- es el profeta que más aparecerá en estos días. Y dicho esto, me vuelvo al principio.
Comienza San Lucas: “Puesto que muchos han emprendido el trabajo de coordinar la narración de las cosas verificadas entre nosotros, según nos las trasmitieron los que desde el principio fueron testigos oculares…"
San Lucas no fue discípulo de Jesús. No vio con sus ojos. Pero es hombre culto, honrado, parte historiador y, mucho, hombre de fe, ha leído muchas narraciones de aquella vida de Jesús. Unas le han interesado más. Otras, menos. Algunas, nada, salvo la curiosidad del “cuentecillo piadoso” y lleno de fantasías, de aquellos primeros cristianos que pretendían “llenar lagunas” o ver un puro milagro sobrenatural. (Son los evangelios apócrifos (no revelados por Dios, que unas veces encierran costumbres de la época, historietas más o menos verosímiles, y muchas fantasías).
Por eso Lucas, el médico, no se limitaba tomar de aquí y de allí. Él sabe que hay muchas cosas escritas, muchas verdades sublimes, y mucha necesidad de expurgar. Y para eso tiene a mano “testigos oculares”, contemporáneos de Jesús o muy cercanos a “los suyos”, que desde el principio habían visto y oído o recibido de primera mano. Y, además, “ministros de la palabra”. ¡Que no es decir poco!
La devoción pretende que la gran confidente de Lucas fue María, la Madre de Jesús, y por eso Lucas es el “evangelista de la infancia”. Por lo que yo puedo sabes, eso queda en la “piedad” pero no en los hechos históricos probados.
Lo que sí es cierto –son cosas que se verán a lo largo de este periplo- es que testigo ocular y plenamente fidedigno de Lucas fue el Espíritu Santo, Por eso Lucas será el evangelista más humano, más sencillo, más asequible…, a la par que el gran evangelista del Corazón misericordioso. Para el que quiere entrar por primera vez en el Evangelio, yo siempre le llevo a San Lucas.
Él, sus datos, mi fantasía (apoyada en ciertas costumbres de Isreal), va a ser nuestro acompañante en el Adviento, si Dios quiere. Por supuesto que MARÍA va a ocupar el protagonismo, como persona que vivió de lleno el adviento histórico, y fue parte esencial de él.
Con Lucas, “he resuelto yo también, después de haberlo investigado (meditado gozosamente muchísimos años) escrupulosamente desde su origen, escribírtelas por su orden, excelentísimo Teófilo [persona amante de Dios], para que reconozcas la solidez de las enseñanzas que aprendiste.


Otra vez dos temas. SAN LUCAS, porque hoy es el día del Evangelista, como fiesta litúrgica, que lleva sus propias lecturas. No me detendré mucho en el Evangelio de "los 72 discípulos" enviados por Jesús a predicar y echar demonios. Está reciéntemente explicado. Como San lucas no fue apóstol (sino compañero fiel de Pablo), no hay ningún evangelio que haga mebción de él. Pero de San Lucas puedo decir que es el evangelista mejor para quien quiere iniciarse en el conocimiento del Evangelio y del propio Jesús, por la humanidad de Lucas, su ternura en las naraciones y porque entró en los sentimientos deel Corazón de Cristo, mejor que ningún otro. Siempre lo recomiendo. Basta leer su "Prólogo" para quedarse uno prendado. Y luego tiene la excepcionalidad de tocar la vida de Jesús desde la Encarnación. El paso "más divino" en Lucas es el momento del "buen ladrón" en que Jesús le promete el "hoy mismo estarás conmigo en el Paraíso".


AÑO 2016

Liturgia. San Lucas, evangelista
          A la liturgia de la fiesta de San Lucas le corresponden unas lecturas. La primera es más una relación de sentimientos personales de Pablo (2Tim 4, 9-17) sobre varios de sus discípulos; unos testimonios a favor y otros en contra. Está elegida esa lectura para este día porque en ella hay una frase referente a nuestro protagonista: sólo Lucas está conmigo. Pero evidentemente no queda mucho margen de explicación. A lo sumo podrá hacerse una referencia a los discípulos que permanecían fieles y a los que no, dándonos así una idea de las experiencias directas que tuvo Pablo en aquella obra de propagación del evangelio.
          En el evangelio de la fiesta (Lc 10, 1-12. 17-20) volvemos a un texto que hace poco comentamos. Hoy no me meteré en detalles sino en lo que puede constituir su esencia: por una parte el envío de aquellos 72 discípulos (no los apóstoles) que deben ir a preparar el camino a la llegada de Jesús. Han de ir en pobreza total, sin bolsa, sin alforja, sin dinero, sin sandalias, sin detenerse por el camino. Lucas es el evangelista de la pobreza porque su comunidad de cristianos era muy pobre. Y el segundo mensaje básico de este envío es ir como gente de paz, porque a Dios sólo se le puede trasmitir desde la paz. Al llegar a una casa, saludarla con la paz. Y si hay gente de paz, quedarse. Si no es gente de paz, irse. Siempre habrá un lugar en donde encaje esa paz que ellos llevan y que ellos deben trasmitir.
          En evangelio de Lucas puede ser el más apropiado para introducir a las gentes en el evangelio por ser el más cordial, el que pudiéramos considerar “más dibujado”, más expresivo, y el que presenta más claramente la misericordia de Dios. No fue discípulo directo de Jesús pero el día que Lucas se decidió a escribir, se informó muy bien de aquellos que habían sido testigos directos de los acontecimientos, y les supo dar una forma que entra en el corazón de quien se detiene despacio a descubrir la personalidad de Jesucristo.


AÑO 2012

SAN LUCAS
          Uno de los dos evangelistas que no fueron testigos directos de la vida de Jesús. San Lucas fue compañero de Pablo y Marcos de Pedro. Lucas escribió su evangelio y los Hechos de los Apóstoles. El Evangelio, centrado en la misericordia de Jesús. Los “Hechos, en momentos importantes de aquellos primeros momentos de le Iglesia. Y luego se reduce ya a San Pablo, del que se hace casi un biógrafo.  Para su Evangelio hace una primera costatación de que lo que él no vivió directamente, lo ha investigado a fondo, rodeándose de testigos fidedignos de los que estuvieron con Jesús. Su evangelio es el más humano, el que más muestra la misericordia de Jesucristo y la bondad de Dios. Y tiene la gran pincelada divina del diálogo de Jesús con el buen ladrón, prometiéndole, hoy mismo, estar con Él en el Paraíso.
             En las lecturas de su Misa (fiesta litúrgica) hay una primera que casi parece nimia e impropia, porque son detalles de  muy poca monta para estar incrustadas en la “Palabra de Dios”. Está tomada porque en ella nombra San Pablo a su discípulo Lucas, el único que está con él.  Otros o bien han ido de misión apostólica a otros lugares, o han abandonado a Pablo porque les atrajo más la tranquilidad del mundo, o incluso alguno le ha hecho mucho daño. En el tribunal, nadie salió por él.  Y ahora a Timoteo cosas muy triviales…  Siendo tan simple esta lectura, nos muestra la gran realidad de la vida.  El hombre fogoso, emprendedor, que se ha dejado la piel…, ahora solo, sin ayudas humanas.  Pero sin perder la ayuda de Dios que le da fuerzas para predicar íntegro el mensaje de Jesus ante los mismos gentiles.
             Solos también, sin pertrechos humanos, casi ni los indispensables, aquellos muchos discípulos –no apóstoles- que envía Jesús a anunciar la llegada del Reino…, preparando el terreno delante de Él.  Su única arma, la paz y el mensaje de esperanza.  ¿Qué no les aceptan la paz que llevan y quieren trasmitir?  No se incomoden, no se desanimen.  Sencillamente hay más ciudades por delante a las que llevar la paz.  Y donde no la hay, se sacuden el polvo de los pies.  Pero se van al otro lugar.  Eso sí: en uno o en otro lugar, rechazados o acogidos, el anuncio es el mismo:  Está cerca el Reino de Dios.  Eso no se lo puede quitar nadie. Sacudirán el polvo…, tendrán que marcharse de allí…, pero EL REINO DE DIOS VIENE.

viernes, 16 de octubre de 2020

SANTA MARGARITA DE ALACOQUE.

 Hoy un comentario personal, en el día de Santa María de Alacoque: hoy estoy especialmente triste, al comprobar que la levadura de los fariseos está a veces muy cerca, justo donde te debieran querer y respetar más. La ingratitud de los que se suponen que debieran darte su aliento es a veces una cruz con corona de espinas.

Y a continuación les pongo lo que el padre Manuel Cantero (R.I.P.) puso en su blog en 2012:

 Hoy recuerda la Iglesia a Santa Margarita María de Alacoque. Y en Oficio de lectura del Rezo Oficial de la Iglesia, entre las tres posibilidades que existen hoy –por otros caminos-, una es un trozo de los escritos espirituales de esta santa, sin recurso a “revelaciones” sino como expresiones nacidas de su corazón.  Y es hermoso encontrar a ese tal corazón que se echa en manos de la confianza plena en el Corazón de Cristo en el que encuentra la manifestación del infinito amor de Dios, y las formas concretas de expresarlo desde la realidad nuestra de pecadores, sí…, pero pecadores admirados de la misericordia de Dios y así abiertos a esa misericordia que nos llega desde la Sagrada Escritura y, muy especialmente, como es lógico, desde el Evangelio, en donde se manifiesta Jesús en toda su acción amorosa en el mundo que vivió, que no es sino una imagen del mundo real que nosotros vivimos.  Estuvo Jesús presente en “aquel” mundo y cultura.  Sigue igualmente vivo y presente HOY en nuestro mundo.


La devoción al SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS, surge en el siglo XVII por medio de una revelación tenida por Santa Margarita María Alacoque, que vivió entre 1647 y 1690.

La revelación llamada "privada" es doctrina de la Iglesia Católica. Es decir que viene en el Catecismo como enseñanza oficial del Magisterio de la Iglesia. Veamos lo que dice el Catecismo acerca de las revelaciones llamadas "privadas".

67 A lo largo de los siglos ha habido revelaciones llamadas "privadas", algunas de las cuales han sido reconocidas por la autoridad de la Iglesia. Estas, sin embargo, no pertenecen al depósito de la fe. Su función no es la de "mejorar" o "completar" la Revelación definitiva de Cristo, sino la de ayudar a vivirla más plenamente en una cierta época de la historia. Guiado por el Magisterio de la Iglesia, el sentir de los fieles (sensus fidelium) sabe discernir y acoger lo que en estas revelaciones constituye una llamada auténtica de Cristo o de sus santos a la Iglesia.
La fe cristiana no puede aceptar "revelaciones" que pretenden superar o corregir la Revelación de la que Cristo es la plenitud. Es el caso de ciertas religiones no cristianas y también de ciertas sectas recientes que se fundan en semejantes "revelaciones".

Concluyo esta aproximación, diciendo que la revelación que tuvo Santa Margarita de Alacoque, fue aprobada por la Iglesia como verdadera revelación que ayuda a vivir más plenamente la Revelación definitiva, que es CRISTO.

A modo personal, añadir que una "devoción a" es para mi, una forma de acercarse y conocer mejor a Dios. Todo lo que no conduzca a Dios, y sea vivido desde el interior de la persona con verdad y sinceridad, entraría para mi en una práctica piadosa vacía y sin sentido. La persona no obtendría ningún fruto de ella, y entiendo que a Dios no le agrada ese tipo de devociones. Por lo tanto la revelación llamada "privada" nos puede llevar a una verdadera devoción que nos acerque más a Dios.


"Cuando uno ama, todo habla de amor, hasta nuestros trabajos que requieren nuestra total atención pueden ser un testimonio de nuestro amor." (Santa Margarita)

jueves, 15 de octubre de 2020

SANTA TERESA DE JESÚS

El padre Manuel Cantero (R.I.P.), escribió esto en la última fiesta de Santa Teresa, en 2019.


La gente sencilla

Hoy seguimos la liturgia de la fiesta de Santa Teresa de Jesús, que tiene en España un rango superior. Se pretende que las lecturas “dibujen” en algún grado la personalidad o características de la Santa.

          Eclesiástico 15, 1-6: Así obra el que teme al Señor, el que observa la ley alcanza la sabiduría. El que observa la ley, alcanza la sabiduría: eso no es fruto del miedo a Dios sino la fidelidad amorosa a sus leyes, que supone una verdadera sabiduría. Santa Teresa de Jesús no sólo es santa por su vida, sino que por sus escritos y sana dirección de sus conventos, es considerada DOCTORA DE LA IGLESIA. Santa Teresa se salió del común. Su amplia producción es un verdadero tesoro de sabiduría divina, no sólo por la profundidad de sus libros sino por el grado místico vivido por la Santa.
          Ella (la sabiduría) le sale al encuentro como una madre y lo acoge como una joven esposa.  Lo alimenta (al que observa la ley)  con pan de inteligencia y le da a beber agua de sabiduría. Si se apoya en ella, no vacilará, si se aferra a ella, no quedará defraudado. Sería Un dibujo certero de la personalidad de Santa Teresa, que verdaderamente no quedó defraudada cuando vivió ese alimento.
          Es una realidad que esa sabiduría encumbró la vida de la Santa, y que se destacó sobre tantos otros: Ella lo ensalzará sobre sus compañeros y en medio de la asamblea le abrirá la boca. Lo llenará del espíritu de sabiduría y de inteligencia y lo revestirá con un vestido de gloria. Encontrará gozo y corona de júbilo, y un nombre eterno recibirá en herencia. La historia lo ha demostrado porque progresivamente se ha ido ensalzando la figura de nuestra santa mística, cuya vida y obra posiblemente sean de las más estudiadas y profundizadas en la vida de los santos.

          En el Evangelio (Mt.11,25-30) se le hace referencia con ese texto tan íntimo que nos aporta la liturgia de la fiesta. Jesucristo da gracias al Señor del Cielo y de la Tierra, porque estas cosas (los misterios de Dios) se la has ocultado a los sabios y entendidos, y se las has revelado a la gente sencilla… Sí, Padre, así te ha parecido mejor. Teresa de Jesús era persona mucho más identificada con la sencillez, aunque alcanzó la gran sabiduría de la sencillez. Pero ella se sabía muy bien lejos de las sabidurías humanas. Su sabiduría era otra, la del corazón sencillo, la sabiduría de las cosas de Dios. Ella fue de las personas a las que se dio a conocer las profundidades de Jesucristo, y fue llevada a esa experiencia profunda por la mano del Padre. Nadie conoce al Hijo sino el Padre, y aquel a quien el Hijos se lo quiera revelar.
          Ella recibió como realidad personal suya aquella palabra de Jesús: Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados y yo os aliviaré. Cargad con mi yugo y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis vuestro descanso. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera.

          No quiero perder el hilo de la carta a los romanos, que se leerá hoy en las iglesias fuera de España. 1,16-25 nos dice que desde la creación del mundo, las perfecciones invisibles de Dios, su poder eterno y su divinidad, son visibles para la mente que penetra sus obras. Quien observa la naturaleza sin prejuicios no puede menos que descubrir la mano de Dios. Por eso realmente no tienen defensa  aquellos que, conociendo a Dios, no le han dado la gloria y las gracias que Dios merecía. Al contrario, su razonar acabó en vaciedades y su mente insensata se sumergió en las tinieblas.
          Alardeando de sabios, resultan unos necios que cambian la gloria de un Dios inmortal, por imágenes del hombre mortal, pájaros, cuadrúpedos y reptiles… Del último ídolo cantante, del último deportista que triunfa, y de la última artista, de tantos fetiches de la vida diaria.
          Por eso con razón los ha dejado Dios en la bajeza de sus deseos, con la consiguiente degradación de sus propios cuerpos, por haber cambiado al Dios verdadero por uno falso, adorando y dando culto a la criatura en vez del Creador.
          Creo que merecía la pena tener este tema  ahí delante, porque parece Pablo metido en la realidad del mundo presente, y saliendo al paso de una realidad actual que tenemos más que vista: bajeza de deseos, degradación del cuerpo… Muchas veces se preguntan los políticos qué es lo que está pasando… Y la última respuesta es sencillamente que el hombre de hoy ha quitado a Dios de su vida.


MI COMENTARIO EN EL BLOG, FUE ESTE.

El mundo. Y España concretamente ha quitado a Dios de su vida, y por esta causa el que crea que hemos llegado al límite de la maldad, aún se va a sorprender algún tiempo más, por desgracia. Sólo hay que mirar el pasado reciente de España y analizarlo desde el punto de vista cristiano para darse cuenta de las atrocidades a las que pueden llegar los hombres. Y esta generación piensa que es más moderna y está exenta de esos peligros, pero no es así. No hay nada nuevo bajo el sol. Por eso profetizo hoy que calamidades más grandes llegarán a España si no endereza pronto el rumbo, y le da a Dios su lugar.



AÑO 2011

SANTA TERESA es una atractiva santa mística y "andariega" por los caminos de España. Alma elevada por Dios y mujer infatigable en los "asuntos humanos" para gloria de Dios. Muy humana (ahí está su "Autobiografía"), y en las alturas del amor divino, adonde la eleva Dios con dones especiales (las "Moradas","Camino de perfección", sus poemas místicos).
La LITURGIA la enmarca entre un tema del Libro del Eclesiástico (15, 1-6) y el sublime agradecimiento de Jesús al Padre por haber revelado las maravillas divinas a los sencillos. En la primera Lectura, "el que ama al Señor alcanza la sabiduría". No la que se estudia en los libros sino la que "sale al encuentro"..., la que "cae" del Cielo como lluvia que empapa la tierra. Como "madre" que se hace presente al niño antes que el niño pida; como "la esposa de la juventud", que nunca es la mujer interesada que usa la mano izquierda para alcazar un propósito, sino la que es puro enamoramiento incondicional, e incondicionalmente se deja amar y se deja atraer.
Es la mujer sensata y prudente, con sensatez y prudencia que no son fingidas, sino que vive en la sublime y perenne alegría que -bien en sus palabras ("abriendo a boca", bien en sus silencios profundos del alma, elocuentes), siempre es un precioso poso sin fondo en donde se encuentra el vino de la embriaguez de un amor desbordante, que se da gratuitamente.
Por eso el Evangelio lleva de inmediato a la gozosa exclamación de Jesús, agradeciendo al Padre, que haya puesto tanta sabiduría en los sencillos de corazón, mientras los "sabios" de los libros y los teoremas se quedan metidos en sus pequeños espacios. Teresa de Jesús -que supo de agobios y sufrimientos- se recostó y apoyó en el Corazón manso de Jesús, y halló su absoluto descanso, aun por los caminos terrizos de aquella España de entonces, sembrándola de "palomarcicos", esos oasis de paz, oración y amor, que fueron sus conventos. Yugo suve, carga gozosa. que siempre vivió.. Vivió muriendo..., porque "vivo sin vivir en mí, y tan alta vida espero, que muero porque no muero". Porque "veísme, aquí, mi dulce Amor, amor dulce, veísme aquí: ¡qué mandáis hacer de mí? Veis aquí mi corazón... Dadme muerte o dadme vida, dad salud o enfermedad, honra o deshonra me dad; dadme guerra o paz cumplida, flaqueza o fuerza a mi vida, que a todo diré que sí. ¿Qué queréis hacer de mí?".




AÑO 2015

Liturgia. Santa Teresa de Jesús
          Veisme aquí, mi dulce amor,
amor dulce, veisme aquí:
¿Qué mandáis hacer de mí?
Veis aquí mi corazón,
yo le pongo en vuestra palma:
mi cuerpo, mi vida y alma,
mis entrañas y afición.
Dulce Esposo y Redención
pues por vuestra me ofrecí:
¿Qué mandáis hacer de mí?
Dadme muerte, dadme vida;
dad salud o enfermedad,
honra o deshonra me dad;
dadme guerra o paz crecida,
flaqueza o fuerza cumplida,
que a todo digo que sí.
          Celebramos hoy la fiesta litúrgica de Santa Teresa de Jesús, y celebramos el 5º centenario de su muerte. Hoy se cerrará el AÑO TERESIANO, y se hará en Málaga con una solemne Misa en la catedral a las 19’30 horas.
          Las lecturas que enmarcan la fisonomía de la santa son: Ecclo 15, 1-6: El amor a Dios se manifiesta observando la sabiduría. Y la sabiduría sale al encuentro como una madre. No es la persona la que alcanza ese don de sabiduría. Es la propia Sabiduría quien alcanza a la persona, y la alimenta con el pan de sensatez y le da a beber vino de prudencia. Quien se apoya en esta Sabiduría no fracasará. Alcanzará gozo y alegría y recibirá un nombre perdurable.
          Mt. 11, 25-30 define qué sabiduría es la que verifica esa acción. Jesús da gracias a Dios y lo alaba porque estas cosas se las has revelado a los sencillos y quedan ocultas a los engreídos. Así, Padre, te ha parecido mejor. La ciencia de Jesús es paradógica: los “sabios” y entendidos de este mundo, no la captan, no la entienden. Están tan enfrascados en sus propias “ciencias” que están embotados para entender la otra Ciencia –Ciencia “al revés”- que promueve Jesucristo: la que expresa que los humildes, los pobres, los que sufren, los pacíficos y los limpios de corazón, son los felices y dichosos. La Ciencia que no se aprende en los libros sino que el propio Dios la revela en Cristo –su vida y su obra, su enseñanza- y que es una necedad para los que sólo aspiran al triunfo en este mundo. La Ciencia que enseña la extraña asignatura de que estar con Cristo y seguirlo exige la abnegación del propio Yo, y estar convencido de que de nada vale ganar el mundo entero si arruinas tu alma. La ciencia que acaba sabiendo que hay que cargar el yugo de Cristo y saber que es yugo y no facilidades dulces de almas almibaradas, pero que ese yugo –llevado con Cristo y por amor a Cristo- se hace suave y merece la pena llevarse.
          Estas cosas son las que aprenden las almas sencillas; almas que se apoyan en Jesús porque Él es humilde y bondadoso, de corazón abierto, y en Él tiene apoyo la persona que cree no poder más…, que se siente cansada y agobiada… Y que precisamente halla su fuerza y valor en esa mirada a Jesús que porta en sus espaldas la ciencia de la Cruz.
          Algo de esto se ha trascendido en el fragmento con que se abre hoy nuestra reflexión en el blog.

          No quisiera dejar pasar de largo la riquísima lectura de Rom. 3, 21-30, una exaltación maravillosa de la gratuidad de la Gracia de Dios, porque ella nos ha salvado. ¿Y qué estratagema ha usado Dios para salvarnos? – Encerrarnos a todos en un inmenso saco de pecado: todos pecaron y todos están privados de la gloria de Dios. Ahora queda que –cargado ese saco sobre las espaldas de Jesús- sea llevado a la cruz y allí quede saldada la deuda. Sin esfuerzo de nuestra parte, sino con la infinita misericordia de Dios son justificados gratuitamente por su gracia mediante la redención de Cristo Jesús, a quien constituyó sacrificio de propiciación mediante la fe en su sangre.
          No quedó impune el pecado. Pagó toda su malicia. Pero el cargo no se hizo sobre nosotros sino sobre Jesús, que paga con creces, cancelando la culpa del que apela a la fe en Jesús.
          Esa es la ciencia de Teresa de Jesús. Así puede presentarse ante Dios: Véisme aquí, mi dulce amor…; ¿qué mandáis hacer de mí? Veis aquí mi corazón, yo le pongo en vuestra palma: mi cuerpo, mi vida y alma, mis entrañas y afición. Rendimiento total y disponibilidad total. Porque al amor hay que responder con las obras del amor.

AÑO 2013
 Santa Teresa de Jesús y sinceridad por delante.
             Fiesta litúrgica y –por tanto- con Lecturas propias. Una primera lectura [Ecclo 15, 1-6] acentuando la sabiduría (término bíblico de orden muy significativo en la dirección hacia a Dios…, o proveniente del mismo Dios). Se compone de sensatez, prudencia, confianza en Dios, firmeza… Y un nombre perdurable  (Con todo lo que ese “nombre” significa en el sentido espiritual). Y pasando al Evangelio [Mt 11, 25-30], la clave de toda sabiduría es conocer a Dios“y nadie conoce al Hijo sino el Padre, y nadie conoce al Padre, sino el Hijo y aquel a quien Él se lo quiera revelar”.  Estamos en eso: cómo Jesús quiso revelar a Teresa al Padre, y como ella –con su nueva sabiduría- pudo escribir esas joyas descriptivas autobiográficas, o esos pozos sin fondo de sus manifestaciones místicas.  No cabe duda que Teresa había recibido esa gracia de la revelación de  Dios por parte de ese Cristo que le enamoró y por el que ella fue lo que fue.
             Sus escritos, de alto valor teológico, espiritual, descriptivo y místico, le llevaron a ser considerada Doctora de la Iglesia.


AÑO 2014

ZENIT: Audiencia general del Papa

Francisco propone a santa Teresa de Jesús y san Juan Pablo II como modelos de radicalidad evangélica
En la audiencia general el Papa continúa la serie de catequesis sobre la Iglesia y reflexiona sobre el destino final del pueblo de Dios
15 de octubre de 2014 (Zenit.org) - El santo padre Francisco ha hecho una pasusa en los trabajos del Sínodo de los Obispos, para acudir a la plaza de san Pedro y pasar la mañana del miércoles acompañado de los miles de fieles que han acudido a la audiencia general.
Durante aproximadamente media hora, el Papa ha paseado por los pasillos de la plaza en el jeep descubierto, saludando a los peregrinos venidos de distintas partes del mundo. Al grito del "¡Viva el Papa!", los fieles entusiasmados daban la bienvenida al Pontífice. Y así, agitando las banderas, las pancartas y acercando a los más pequeños para que recibieran la bendición ha dado inicio el encuentro.
Francisco ha recordado durante la audiencia que hoy es la fiesta litúrgica de santa Teresa de Jesús, carmelita descalza, virgen y doctora de la Iglesia. Asimismo, ha indicado que mañana es el aniversario de la elección a la sede de Pedro de san Juan Pablo II. "Estos dos santos están unidos por el confiarse a Dios, por la dedicación a la Iglesia y de la vida mística. Aprendamos de ellos la radicalidad evangélica y el crecimiento en la plena comunión de Dios", ha exhortado.
Siguiendo con la serie de catequesis que en las últimas semanas ha realizado sobre la Iglesia, hoy el Santo Padre ha reflexionado sobre el destino final del pueblo de Dios. De este modo, Francisco ha pronunciado las siguientes palabras en español resumiendo la catequesis:
"Queridos hermanos y hermanas: En esta catequesis vamos a preguntarnos por el destino final del pueblo de Dios. Qué tenemos que esperar. El Apocalipsis nos presenta dos imágenes: la esposa que espera a su Esposo, y esto nos habla del proyecto de comunión con la persona de Jesús que Dios ha trazado a lo largo de la historia, y la otra imagen, la Nueva Jerusalén, que evoca el lugar donde todos los pueblos se reunirán junto a Dios.
La esperanza cristiana engloba a toda la persona, pues no es un mero deseo,  o un optimismo, sino la plena realización del misterio del amor divino, en el que hemos renacido y en el que ya vivimos. Nosotros deseamos, anhelamos, la venida de Nuestro Señor Jesucristo, y Él se hace cada día más cercano a nosotros para llevarnos finalmente a la plenitud de su comunión y su paz. Por ello, la Iglesia tiene la misión de mantener encendida la lámpara de esa esperanza, como signo seguro de la salvación. Debemos preguntarnos si de verdad somos testigos luminosos y creíbles de esa esperanza, si nuestras vidas, nuestras comunidades, manifiestan la presencia del Señor y la espera ardiente de su venida, si no corremos el riesgo de agotar el aceite de nuestra fe y de nuestra alegría".
A continuación, el Papa ha saludado  a los peregrinos de lengua española, "en particular a los grupos provenientes de España, México, Costa Rica, Argentina y otros países latinoamericanos. Que María Santísima, Madre de la esperanza, nos enseñe a gustar ya desde ahora del amor de Cristo que un día se nos manifestará en plenitud. Muchas gracias".  

Tras los saludos en las distintas lenguas, el Papa ha dirigido un pensamiento especial a los jóvenes, a los enfermos y a los recién casados. Y así, ha pedido seguir invocando la intercesión de la Virgen María sobre el Sínodo por la Familia. A los jóvenes les ha pedido "dar las gracias siempre al Señor por el don de la familia", a los enfermos les ha exhortado a "unir la ofrenda de vuestro sufrimiento a la intención de oración por la paz en las familias". Y finalmente, a los recién casados les ha animado a "fundar vuestra casa conyugal en la roca de la Palabra de Dios".


AÑO 2016
Hoy se celebra a SANTA TERESA DE JESÚS, la gran mística española, a quien Dios reveló secretos del saber y el tesoro inmenso del conocimiento ardiente de Jesucristo. Por él vivió, se afanó, trabajó, recorrió caminos y fundó conventos de almas dedicadas a la contemplación.


AÑO 2014
SANTA TERESA DE JESÚS
          La Santa española tiene en nuestra liturgia el rango de fiesta, lo que lleva a unas lecturas elegidas para la misa, y que intentan barruntar de alguna manera rasgos del santo que se celebra.
          Hoy se diseña un marco de sabiduría para presentarnos a la doctora de la Iglesia. Ya decía ella que quería para sus conventos mujeres de buen entendimiento; que la santidad la irían adquiriendo. Ese buen entendimiento no supone inteligencias preclaras, mujeres sabias en las ciencias humanas. Pero sí que estuvieran dotadas de un sentido común, una visión realista de la vida. No buscaba mujeres místicas. Las quería capaces de poder serlo, precisamente por su sabiduría y capacidad de inteligencia en las cosas de Dios. La 1ª lectura del libro del Eclesiástico presenta a la persona que ama al Señor, porque ella vivirá la unión con Él. Porque esa será su sabiduría, una sabiduría que es madre y que es esposa de las almas sensatas y sencillas; que alimenta y sacia como pan y agua; que fortalece y nunca fracasa. Que admira a quienes conviven con esa persona sabia.
          Y el Evangelio –ya clásico (Mt11, 25-30)- en el que Jesús prorrumpe en gozo de su espíritu porque las cosas verdaderamente importantes en el Reino las capan los sencillos y humildes… Porque esa sensatez de la persona cuerda es la que hace cuna a las grandes manifestaciones de Dios. El que podamos conocer al Hijo es porque el Padre lo revela; el poder conocer al Padre es porque el Hijo lo revela. Y puede conocerlo aquel a quien el Hijo lo quiere revelar. ¿Es que el Hijo no quiere revelarlo a todos? ¡Sí que quiere! Pero sólo tienen capacidad de recibir esa revelación los que son sencillos y sensatos, humildes y capacitados para no buscar más allá que lo que Jesús mismo quiere revelar.
          Y la gran revelación es conocer al Corazón de Jesucristo…, y en consecuencia saber relativizar todo lo demás. Lo que Jesús promete no es quitar sacrificios y sufrimientos, cargas y yugos de la vida y de la convivencia. Lo que Jesús promete es hacer llevadero todo eso, hacerlo suave… Esa es la fuerza de la sabiduría de los sencillos, de los que se hacen a un lado, de los que no aparecen, de los que no se creen infalibles, de los dejan cancha al contrario para que también él tenga donde jugar su partida.
          Por eso mismo no comprendemos todos esos misterios del Evangelio: porque muchos nos hemos subido a nuestro pedestal y no estamos dispuestos a bajarnos de él. Y entonces los yugos y cargas se nos hacen tan pesados que no podemos sobrellevarlos con la paciencia, la elegancia, la humildad y la caridad con que lo llevan esas almas “simples”, que en realidad han puesto su sencillez en una sensatez humana, sin pretensiones de “santidades” que muchas veces son difíciles de sobrellevar por los que conviven. Y en realidad esos son los “Teresa de Jesús”, una santa de cuerpo entero y profundamente humana.
AÑO 2012 La MÍSTICA DE ÁVILA SANTA TERESA DE JESÚS Hoy, en España, es FIESTA litúrgica. Por eso prevalecen las lecturas de la santa sobre la lectura continuada. Santa Teresa de Jesús. la gran Santa española en la que se juntan una inmensa humanidad de mujer sensata y con los pies en la tierra, y un alma que vuela por las regiones más sublimes y que muere porque no muere…, porque su vida está más allí que aquí. Las lecturas de su Misa propia entran en el tema de la sabiduría que es propia de la sublimidad de sus conocimientos místicos, que sólo pueden venir de Dios. Porque “esa SABIDURÍA” viene a expresar la presencia misma de Dios, que sale al encuentro como una madre y recibe a la Santa como a una esposa de juventud. Y Él la alimenta con pan de sensatez y vino de prudencia. Será el apoyo de Teresa que así no vacilará ni fracasará. Es la evidente descripción del encuentro sublime del alma de Teresa con Dios.. El encuentro místico no puede ni sospecharse, ni calibrarse, ni entenderse sino desde la misma experiencia sublime de quien ya ha llegado a ser el labrador que no tiene que regar con esfuerzo, porque la lluvia caída del Cielo le está regando sus campos. Así lo describe la propia Teresa. Los gozos de la experiencia mística no tienen parangón. La Biblia los describe –por intentar ofrecer una lejana comparación- con el gozo que el esposo encuentra en la esposa. ¡Y eso queda tan lejos, en la realidad, que es un gozo puntual y pasajero, o entremezclado con las dificultades y carencias de lo humano. El encuentro místico –que precisamente tiene su gran máxima experiencia el el llamado “matrimonio espiritual”, equivale a una fusión plena entre el alma y Dios, entre Dios ey el alma, como para vivir el gozo inenarrable del amor realizado en su más plena satisfacción. Y lo es así porque no es temporal, no es un instante ni unas circunstancias concretas: es un encuentro anticipo del Cielo, y por tanto con infinitud de “eternidad”, de fruición que no puede perderse, de fusión del alma con Dios y de Dios con el alma. Lo que no quita lo que los místicos llaman la noche obscura, que son esas apariencias de “ausencia” de Dios, aunque Dios nunca se ausenta. Pero el alma llega a tener la sensación del Dios ausente. Lo que es tanto más penoso e hiriente al alma cuanto que el místico ya no tiene más vida que Dios. Y si “siente” como que se le ha ausentado, le falta el propio oxígeno y sufre la herida interior más dolorosa y sensible que puede recibir…, pero paradójicamente está herida de amor. Ese sublime –como difícil Libro de la Biblia, del Cantar de los Cantares es el libro del AMOR que expresa con las más imprevistas imágenes –no siempre fáciles de captar- el amor loco de la amada (el alma), que busca enloquecida a Dios, EL AMOR DE SU ALMA. Bien podemos decir quienes somos profanos en la materia que nos resulta incomprensible. Pero también es cierto que toda alma de oración puede tener experiencias en tono menor, de esta posibilidad. La CONSOLACIÓN de que habla San Ignacio, dentro de la vida “llana” del espíritu en sus ascesis hacia Dios en la vida de oración y de camino hacia la perfección, puede darle una idea. Por eso la liturgia de la fiesta culmina en culmina con la joya evangélica de Jesús dando emocionadas gracias al Padre por haber revelado esas cosas al alma sencilla mientras que quedan tan “a dos velas” los enrevesados discursos de los sabios. Desgraciadamente hay muchos “sabios” que no llegan ni a barruntar estas cosas. El refrán de que no se hizo la miel para la boca del burro, traduce perfectamente al lenguaje ordinario la expresión de Jesucristo. Entonces en el propio Jesús quien dice que el Padre se revela a Él (el único que puede captar lo sublime de Dios), y que Él lo puede dar y trasmitir a quien Él se lo quiere recelar. En realidad la experiencia mística es un don, y el donante da a quien quiere. No puede uno alcanzarlo por la fuerza ni por sus medios. Que tampoco niega –como la misma Santa teresa explica- que el alma que llega a la oración con apertura honrada de sus alma, sin reservarse, sin ponerse a cubierto de exigencias divinas, a través de esa oración diaria, fiel, disponible a Dios y obediente a sus planes, va acercándose a la esfera en la que está m´s idóneamente abierta a donaciones más elevadas del Señor. Pero el DON es siempre don…, y no se compra nunca por medios humanos.

domingo, 4 de octubre de 2020

SAN FRANCISCO DE BORJA

por el padre Manuel Cantero, S.I. (R.I.P.)

Me ha parecido bien poner aquí distintas reseñas a San Francisco de Borja, realizadas por este sacerdote jesuita, mi confesor, y amigo, a lo largo de los años de actividad de su blog

San Francisco de Borja

          el hombre que pasó de la Corte real al servicio de Dios, en la Compañía de Jesús, ante la visión de lo efímero de las glorias y bienes humanos.
San Francisco de Borja, el santo que tiene su momento profundo de reflexión al tener que testificar en Granada que la persona que iban a enterrar era la de su bella emperatriz, muerta en Madrid. Los días de traslado desde la capital y el traqueteo de la carreta han desfigurado de tal modo el cadáver, que Francisco de Borja decide en aquel momento nunca más servir a señor que se me pueda morir.
          Y cambia sus honores de la Corte por la sotana de la Compañía de Jesús, en la que llegó a ser Superior General. Fue un hombre de altas dotes de oración.
 Francisco de Borja, el Duque de Gandía, había enviudado. Libre ya de sus obligaciones matrimoniales, se centró en la idea que venía acariciando de entrar en la vida religiosa. Hizo los Ejercicios Espirituales de mes completo con el P. Oviedo y determinó entrar en la Compañía de Jesús.
          Ignacio le escribe admitiéndole en la Orden, y dándole una serie de orientaciones y consejos de cómo debía ir acabando con sus diversos temas derivados de su situación como duque de Gandía, padre de familia, y su dependencia de la corona de España. Había comenzado unas obras para un convento de dominicos y el hospital de la ciudad, y primero debía dejar acabada la obra comenzada.
 Francisco de Borja había hecho privadamente su profesión en la Compañía. Llevaba una intensa vida espiritual. En carta a Ignacio le pide orientaciones sobre oración y penitencia.
          Ignacio le indica la conveniencia de reducir el tiempo de oración. Y en cuanto a la penitencia, que no sea sangrante. Por el contrario, dedicar más horas al estudio. Y mantener las fuerzas corporales porque el cuerpo es necesario para actividades espirituales. No hay que deshacerlo sino hacer que obedezca al espíritu. Por eso, mejor que la sangre de penitencias más extremas, pida los dones que vienen de Dios. Puede pedir el don de lágrimas que vengan provocadas por elevaciones del alma.
          Y todo lo que desee en su espíritu sea para gloria de Dios y no para contentamiento de sí mismo. El Espíritu Santo inspirará el resto.
Francisco de Borja estaba en los asuntos del Ducado de Gandía. Mantenía correspondencia con Ignacio por razón de la Universidad de Gandía. Ignacio envió 7 jesuitas junto al P, Oviedo.
          Ignacio dedica la carta a la parte espiritual. Alaba al Duque y se abaja a sí mismo. Quiere que Francisco de Borja no encumbre ni a él, Ignacio, ni a los jesuitas.
          Le exhorta a la unión con Dios, a la frecuentación de la Eucaristía, y le pide que le apoye con sus oraciones en la labor del superiorato de la Compañía.

EVANGELIO
...vimos a Jesús enviando a sus Doce apóstoles con una misión evangelizadora. Por lo mismo, con poderes sobre el mal, y con una base de PAZ para llevar a cabo su misión. Tan era obra de Dios, que ellos no debían ir apoyados en algo humano que los respaldase. Sólo LA PAZ.  Y de ella habían de hacer bandera de presencia y de acción de Dios.

             Hoy ensancha Jesús el círculo de los misioneros que han de ir delante, a las aldeas y pueblos adonde Jesús iría después (Lc 10, 1-12). Son 72: por tanto no se habla de los apóstoles. No llevan poderes extraordinarios contra los males del cuerpo o del alma. Tampoco llevan pertrechos para su seguridad. Lo que llevan son dos valores inalterables: uno es la consabida PAZ con la que deben llegar a cada sitio, con la que deben permanecer, o –cuando no haya gente de paz- de donde deben salir.  Y precisamente porque su riqueza es la paz, no deben ni llevarse los polvillos de impaciencia pegados a sus pies.  El otro valor es su anuncio cierto de que –se les reciba o no- está cerca el Reino de Dios. A la llegada de ese Reino no le va a hacer de obstáculo que haya una parte del mundo que no quiere vivir en paz, que no son agentes de paz.  Ya se llevan tragado –Jesús se lo ha advertido- que los envía como corderos en medio de lobos…, una herencia que no se acaba en aquel grupo de misioneros, sino que se sigue prolongando a través de los siglos, y que hoy día tiene un repunte muy notable en las actuales persecuciones y matanzas que se están dando contra los católicos en diversos lugares de Asia y África, especialmente.  Y dado que es mucha la mies a recoger, y muy pocos los segadores, hay que pedir al dueño de la mies que envíe obreros a su mies.  [Próximos ya a la semana misionera del DOMUND, tiene una especial fuerza esta palabra de Jesús].
             De los detalles de la narración se pueden ver algunas iluminaciones para el momento actual.  Estamos en la que podremos llamar la era de los laicos. En esos 72 es evidente que los laicos son enviados por Jesús. Que en el grupo de discípulos –no apóstoles- había un plantel de seglares que podían hacer una labor directa de preparación a la llegada de Jesús.
             Aquí –como queda dicho- no hay poderes para obras extraordinarias. Pero el contagio de esta forma de vida que ha inaugurado Jesús no necesita de poderes que no sean el testimonio de personas decididas e ilusionadas con la misión que llevan adelante.  O quizás podría decirse mejor: están atraídos por Jesús…, han entrado de tal manera en su Corazón, en sus sentimientos, en su valentía y en su capacidad de sacrificio, que esos 72 van entusiasmados a poder comunicar el gran valor que tienen en sus manos: van a comunicar  A JESÚS, preparándole el terreno.
             Han escuchado el dolor de Jesús ante la carencia de misioneros, y han dado el paso adelante, como aquel profeta: Aquí estamos; envíanos. Y Jesús acepta el ofrecimiento de aquellos seguidores suyos, pero lealmente les advierte que no van en paseo triunfal, sino como corderos en medio de lobos.  Y aceptan el envite.
             Y lo aceptan tal como Jesús lo diseña: sin apoyos que ellos pudieran procurarse. Ni talega ni alforja en la que pudieran llevar pertrechos por si las cosas no van bien… Algo más extraño: sin sandalias. Sería como el símbolo de la carencia de lo más normal para quienes han de ir por diversos lugares.  Y finalmente: no os detengáis a saludar a nadie por el camino.  Con aparecer como cosa rara, en realidad es una recomendación muy inteligible: que vayan al grano; que vayan a lo que van.  Y si tenemos en cuenta que entre aquellas gentes los “saludos” podían durar una hora, la encomienda de Jesús es comprensible.
             La recomendación básica: ir siempre en son de paz y alejarse de los que no la tienen o no la quieren.  Norma característica de quien tiene la fe de Cristo. Y cuando surgiera una hostilidad a la fe, salirse cuanto antes, sacudir los pies para que no quede ni rastro de esa impaciencia, y marchar a un lugar de PAZ.  Entonces, quedarse. En región y clima de paz, ya se puede todo.

             Aunque con gentes de paz o ante quienes ni la tienen ni la dejan tener, un anuncio esencial: De todos modos, el Reino de Dios está cerca.  Ese mensaje es para esculpirlo en todos nosotros, que nos debemos sentir metidos en esos 72…  Y nos queda que orar a toda marcha por ese campo tan ancho y tan necesitado de segadores.  Es curioso cómo se queda ahí –sin decirlo expresamente- que los 72 llevan misión de sembrar y preparar el terreno, y sin embargo Jesús ya está mirando al desarrollo y recogida de esa siembra. ¡Es precisamente la fuerza íntima que lleva el Reinado de Dios!, el que Jesús viene a poner de manifiesto, el que Él viene a enseñar y establecer de forma definitiva.  Pero –como en tantas cosas- lo que Él podría hacer solo, no quiere hacerlo sino con hombres y mujeres que colaboran y dejan ahí lo mejor de sí mismos.  Se me viene una ráfaga al pensamiento:  ESO ES PRECISAMENTE EL APOSTOLADO DE LA ORACIÓN.