martes, 7 de julio de 2020

Mensaje profético del Padre Manuel Cantero en sus últimos días.


Me he tomado un tiempo para recopilar todo aquello que el padre Cantero dijo en los últimos días de su vida, y que me parecen auténticos mensajes proféticos. El último whats up que recibí cuando estaba a punto de ingresar en el hospital era a raíz del testimonio de fe que le mandé de una señora muy mayor. Su respuesta fue: «Maravilloso testimonio de fe abandonada». Con esa frase corta me estaba diciendo muchas cosas, o yo desde luego las entendí así. Cada uno saque su propia conclusión.

El 4 de Marzo de 2020, comenzaba la Novena de la Gracia a San Francisco Javier, patrón del Apostolado de la Oración. Y el padre Manuel Cantero, escribía un mensaje profético en su blog, justo en aquellos días que el Covid-19 estaba a punto de hacer entrar a España y al mundo en una fase desconocida de la historia reciente.
 
Hoy estamos llenos de signos de Dios a través de los acontecimientos. Deberían bastar para comprender que Dios está haciéndose presente y llamando la atención de muchas maneras. Sin embargo la reacción de muchos es revolverse contra el mismo Dios y seguir pidiendo otro signo…, que generalmente lo que busca es que la vida sea más placentera, en vez de descubrir que Dios está queriendo hacerle entrar en razones y que no vale de nada querer gozar del mundo si se arruina la vida. Pero esta es generación perversa que no atiende a razones, más allá del propio estómago, la propia diversión y el propio placer. Luego se va atraída por apariciones y hechos fuera de serie, a los que da un valor superior. Y debe saber que aquí hay uno que es mayor que todo eso.

Unos días más tarde, El 12 de Marzo de 2020, ya con España teniendo muertos por la pandemia, escribió la siguiente advertencia.

A lo que la conclusión se hace patente: Si no hacen caso a Moisés y a los profetas, no lo harán ni aunque un muerto resucite. Es la historia real. Motivos tendría el mundo en las circunstancias actuales para avenirse a una actitud de conversión, simplemente con tener los ojos abiertos a la vida que se está presentando. Si eso no les hace reaccionar, no van a cambiar porque resucite un muerto.
          Más aún, habría que decir: si hicieran más caso de un muerto que resucita…, de una aparición llamativa…, poco valor sobrenatural iban a tener para abrirse a Dios. Es el problema de muchos de nuestros fieles, que no se inmutan ante las exposiciones de Jesús y sus obras en el evangelio, y andan a la caza de apariciones y hechos preternaturales. La Iglesia es muy parca en aprobar esas experiencias porque si no hacen caso los creyentes de la Palabra de Dios, no van a convertirse porque resucite un muerto o porque haya unas supuestas apariciones en un lugar o en otro.

El 16 de Marzo de 2020 se anuncia en la Diócesis de Málaga, la supresión de las misas para los fieles. Postura con la que discrepé desde el principio, por considerar la necesidad de los sacramentos, urgente en aquellos momentos. Un día más tarde, decía esto:

Desgraciadamente en nuestro mundo descristianizado se ha ido relegando el tema del Bautismo de los niños, que pierden así la gracia de su dignidad como hijos de Dios y de su capacidad de fe. El relegar el bautismo para “cuando ellos lo pidan” es una falacia porque el ambiente en el que se desenvuelven –esas familias que no han bautizado a sus hijos- no es precisamente un ambiente favorable. Y si no se les dio la primera oportunidad básica, en realidad se les ha dejado en el vacío. Y así crece una generación ausente de Dios, en un ambiente de frivolidad ambiental, que no les va a facilitar precisamente que esas criaturas deseen el bautismo por su propio gusto. Y aun deseándolo en circunstancias concretas de colegios, compañeros u otras influencias positivas, llevan el retraso y la carencia de la capacidad de la fe, ese “receptáculo” que a otros bautizados les ha facilitado un sentido espiritual de su vida.
          Demos gracias a Dios los que nacimos en ambientes y familias responsables de nuestra vida espiritual, porque nos aportaron ese plus de vida del que ahora gozamos, y por el que nuestra estatura espiritual ha podido desarrollarse armónicamente con nuestro crecer humano.


El 17 de Marzo de 2020, comentando el pasaje de Dan.3,25.34-43, daba su visión sobre el asunto que nos afectaba en aquellos momentos. El confinamiento religioso.

Hemos quedado varados en unas circunstancias que no dependen de nosotros directamente, y estamos como el pueblo humillado que nos hemos quedado sin nuestros sacrificios y lugares para ofrecerlos.
          Ante eso no caben quejas, ni lamentaciones inútiles. Tenemos el recurso de nuestro mundo interior: Por eso acepta nuestro corazón contrito y nuestro espíritu humilde, como un holocausto de carneros cebados; que éste sea hoy nuestro sacrificio y que te sea agradable en tu presencia, porque los que en ti confían, no quedan defraudados. Nos queda nuestro mundo interior verdadero, ese que Jesús define como el de los verdaderos adoradores que adoran al Padre en espíritu y verdad, y ya no dependen ni de Jerusalén y el templo, ni del monte de Samaria. Cuando las circunstancias mandan y no puede cada uno resolver a su manera.

 La Cuaresma se ha presentado no como cada uno la había diseñado sino llevada por fuerzas mayores que nos superan y a las que no podemos oponer más recursos que el de la humilde obediencia que nos ponga a cubierto, cuanto es posible. Y luego nos quedamos en brazos de Dios, lo único a que podemos aferrarnos incondicionalmente.

El 18 de Marzo de 2020

Trasladado al evangelio de hoy, Mt.5,17-19, somos ahora nosotros los que no debemos olvidar ni posponer los mandatos de Dios. De hecho Jesús no ha abolido ninguno de los mandatos de Dios, y lo que el Señor ha enseñado a través de siglos a un pueblo escogido sigue en vigor aún en el mínimo punto de la i. Y pasarán el cielo y la tierra y no pasará de largo la Palabra de Dios y que deje de cumplirse hasta el detalle.

...
 Las circunstancias mandan. Y lo que es “lo mejor” en un momento de la historia, no es lo más perfecto en otra situación. Lo que nuestra devoción personal nos pide, entra en conflicto con la realidad que se ha empinado por delante de nosotros, y de pronto nos deja en paños menores. Creía el hombre del siglo XXI que ya había doblegado el sufrimiento, la negación, la contrariedad; creía el hombre de este siglo que dominaba la vida como un dios. Y le ha bastado un virus para que se le venga abajo todo el tinglado y ahora toque empezar por la parte de abajo, pendientes de lo que pueda suceder, y dependiendo de factores que no tiene en su mano.
          Y ahí entra ese punto de finura de la conciencia de los espirituales para rendirse a la evidencia humildemente, acogiendo situaciones que nunca hubieran pensado ni deseado, pero que se le han venido encima, y donde los Gobiernos han tenido que echar mano de medios extremos y donde la Iglesia ha tenido también que agachar la cabeza en un acto meritorio de sumisión a fuerzas mayores, que rompen esquemas, que hieren devociones, y que nos hacen ser testigos directos de la primera bienaventuranza, enseñándonos la pobreza, no la que pensábamos, no la que nosotros dominábamos, sino la que se ha impuesto terriblemente y nos ha desbancado de todo. Lo que pasa es que esa pobreza se nos hará bienaventurada en la medida que la acojamos como lo que es: una manifestación al hombre de su limitación extrema. Tal pobreza que nos priva aún de apoyos y ayudas sobrenaturales. Sencillamente nos queda solo Dios, para ser adorado en espíritu y verdad: ni en Jerusalén, ni en el templo, ni en el monte… Sólo Dios en la humildad profunda de nuestro corazón. Y sabiendo que orar es algo que no tiene límites, y que a ello nos dio paso nuestra consagración bautismal, que nos hace a todos sacerdotes para ofrecer, sacrificar, orar, servir… y unirnos a la pasión y muerte de Jesucristo. La Resurrección vendrá después.


El 19 de Marzo de 2020, la tensión por el covid-19 iba en aumento, y lógicamente se enfrentaban varias posturas y opiniones en la Iglesia. El padre Manuel Cantero escribió esto. 

Dios había trazado un plan: Yo seré vuestro Dios y vosotros seréis mi pueblo; caminad por el camino que os mando para que os vaya bien. Ahí lo tenemos descrito por Jeremías (7,23-28). El camino del Señor es llano y conduce a buenos resultados.
          Pero no escucharon ni prestaron oído, caminaban según sus ideas, según la maldad de su corazón obstinado, me daban la espalda y no lo frente. Una descripción elocuente de lo que es el sueño de Dios que mantendría el mundo en su amistad, y la realidad contraria por la que el mundo deja a Dios a un lado y sigue sus antojos. Les dirás: aquí está la gente que no escuchó la voz del Señor su Dios, y no quiso escarmentar.
          La verdad es que me resulta elocuente este párrafo de Jeremías en estos momentos históricos que estamos viviendo. Dios quiere llevar la historia por sus caminos de salvación, en los que nosotros seamos su pueblo y él sea nuestro Dios. La humanidad ha optado por otros vericuetos y le han salido mal. Lo malo es que no han querido escarmentar; que hay ejemplos en la historia –sin ir más lejos, en la historia el pueblo de Dios- que muestran a las claras que caminar por los caminos del Señor suponen prosperidad, paz… Y que caminar al margen de Dios lleva consigo fracaso.
...
  Yo no sé si estamos viviendo una señal de Dios. Es indiscutible que la que está cayendo es algo que se ha ido de las manos, y que el mundo entero anda pretendiendo atajar un mal que no sabe ni cómo le ha venido, ni cómo se puede liberar de él. Sencillamente andan los Gobiernos dando palos de ciego para comprobar cada día que la epidemia avanza, se extiende y se sufre pasivamente, viendo caer a miles de conciudadanos. Y lo que más les afecta a la hora de la verdad, que la economía se viene abajo y se destruyen todos los planes de crecimiento.
          Hay quienes –como siempre- acaban volviéndose contra Dios porque Dios no nos libra. Y los hay que miran a Dios y dicen: nos venías llamando la atención con muchas señales parciales y no te hemos querido entender… El mundo ha seguido su rumbo desenfrenado como si el hombre fuera a alcanzar ser dios…, y ha tenido que venir esta parada en seco donde nadie está seguro de sí mismo, ni sabe si será la siguiente víctima.
          Para el soberbio que quiere seguir jugando a ser dios, más diabólicamente se ensoberbece y blasfema. Para el creyente, que sólo en Dios pone su confianza, no queda sino la oración y el abandono en su misericordia, y esperar humildemente y con el corazón puesto en manos de Dios. Porque los hombres han pedido una señal del cielo, y es posible que al final la han obtenido, aunque no sea la que ellos hubieran deseado, arrimando siempre el ascua a su sardina. Pero ahí la tienen y ahora lo inteligente será saber sacar las consecuencias que nos sitúen en nuestro verdadero ser.

El 23 de Marzo de 2020 escribía esto. Yo estaba muy enfadado por aquellos días por la situación de supresión de la misa que no acepté, y así se lo hice saber a mi amigo, el padre Cantero también.


Yo quisiera infundir en mis lectores ese sentimiento de fe plena en lo que no se ve y no se entiende, y que a distancia se dice: Anda, tu hijo está curado. Porque esa es la verdadera fe, Que las cosas vengan a nuestro ritmo y sucedan conforme concebimos 43 millones de españoles, eso no es fe. Eso es que cada uno nos consideramos más sabios y más preparados y más sabedores de lo bueno y lo mejor. Y sin embargo la palabra de Jesús viene a distancia y el hijo enfermo sana, y sana precisamente a la hora en que Jesús dijo que estaba curado. La mirada de niño no está de más cuando la realidad nos desborda y cuando hay que aplicar unas soluciones que no son evidentemente –metafísicamente, infaliblemente- las mejores y siempre cabría alguna otra posible. ¿Pero mejor? Queda en el plano de los futuribles y del misterio mismo de Dios, que no lleva adonde nos lleva y nuestra actitud humilde es el mejor culto que podemos ofrecer.

Por último, el 26 de Marzo de 2020, escribió por última vez.

 Dios se muestra ofendido y disgustado con su pueblo (Ex.12,7-14) porque se han desviado del camino que él les había trazado. Y hablando con Moisés, le dice que baje del monte porque el pueblo se ha pervertido y se ha hecho un toro de metal al que adora como su Dios. No es que el pueblo sustituyera a Dios por un becerro de metal, sino que Dios expresamente les había dicho que no se hicieran representaciones de Dios. Por eso ahora Dios se encuentra muy contrariado, hasta el punto que le dice a Moisés: Veo que es un pueblo de cerviz dura. Por  eso, déjame: mi ira se va a encender contra ellos hasta consumirlos. Es muy bello el modo de tratar Dios con Moisés, porque es que Dios le está pidiendo a su confidente que lo deje actuar contra el pueblo.
          Y Moisés no lo deja. Dialoga y razona con Dios como podía hacerlo con un igual: ¿Por qué, Señor, se va a encender tu ira contra este pueblo, que tú sacaste de Egipto con gran poder y mano robusta? Y le pone a Dios por delante que ese castigo sería quedar mal ante los mismos egipcios, que tendrían que decir: Con mala intención y para destruirlos los sacó de Egipto para hacerlos morir en las montañas. Aleja el incendio de tu ira, arrepiéntete de la amenaza contra tu pueblo. Y pone por delante una razón de mucho peso: Acuérdate de Abrahán, Isaac, a quienes prometiste y juraste por ti mismo, diciendo: “Multiplicaré vuestra descendencia como las estrellas del cielo o como la arena de las playas marinas, y toda esta tierra se le daré para que la posea para siempre. Y Dios ha escuchado toda esa relación que le ha hecho Moisés, Dios es sensible a aquel razonamiento y el Señor se arrepintió de la amenaza que había pronunciado contra su pueblo.

Todo esto es de una belleza singular y nos enseña una manera de tratar con Dios, con plena confianza y razonándole. Dios amenaza en diversas ocasiones a través de la Biblia pero son amenazas pedagógicas alejadas de querer llevarlas adelante, porque lo que Dios quiere no es la muerte del pecador sino que se convierta y que viva. Lo que corresponde a que nosotros nos acerquemos a Dios con esa humildad y sencillez al presentarle nuestras peticiones. Estamos ante un momento histórico en el que parecería que se ha levantado la ira de Dios, que viene con afán destructor ante una población indefensa. Cabe hablar con Dios con una oración semejante a de Moisés, presentándole el número de víctimas que están perdiendo la vida. Y el otro número almas espirituales que está sufriendo las consecuencias del cierre prudencial de los templos, que les deja privados dolorosamente de participar en la Eucaristía.
          Que la oración que podemos dirigir al Señor, tenga toda la ternura y paciencia de Moisés, y toda la caridad de mirar por el dolor ajeno.

4 de Abril de 2020, el padre Manuel Cantero fallece por causa del covid-19 tras varios días hospitalizado.

Las lecturas de ese día fueron estas.

Lectura de la profecía de Ezequiel (37,21-28):

ESTO dice el Señor Dios:

«Recogeré a los hijos de Israel de entre las naciones adonde han ido, los reuniré de todas partes para llevarlos a su tierra. Los hará una sola nación en mi tierra, en los montes de Israel. Un solo rey reinará sobre todos ellos. Ya no serán dos naciones ni volverán a dividirse en dos reinos.

No volverán a contaminarse con sus ídolos, sus acciones detestables y todas sus transgresiones. Los liberaré de los lugares donde habitan y en los cuales pecaron. Los purificaré; ellos serán mi pueblo y yo seré su Dios.

Mi siervo David será su rey, el único pastor de todos ellos. Caminarán según mis preceptos, cumplirán mis prescripciones y las pondrán en práctica. Habitarán en la tierra que yo di a mi siervo Jacob, en la que habitaron sus padres: allí habitarán ellos, sus hijos y los hijos de sus hijos para siempre, y mi siervo David será su príncipe para siempre.

Haré con ellos una alianza de paz, una alianza eterna. Los estableceré, los multiplicaré y pondré entre ellos mi santuario para siempre; tendré mi morada junto a ellos, yo seré su Dios, y ellos serán mi pueblo. Y reconocerán las naciones que yo soy el Señor que consagra Israel, cuando esté mi santuario en medio de ellos para siempre».

Palabra de Dios

Salmo

Jr 31,10.11-12ab.13

R/. El Señor nos guardará como un pastor a su rebaño

V/. Escuchad, pueblos, la palabra del Señor,
anunciadla a las islas remotas:
«El que dispersó a Israel lo reunirá,
lo guardará como un pastor a su rebaño. R/.

V/. Porque el Señor redimió a Jacob,
lo rescató de una mano más fuerte».
Vendrán con aclamaciones a la altura de Sión,
afluirán hacia los bienes del Señor. R/.

V/. Entonces se alegrará la doncella en la danza,
gozarán los jóvenes y los viejos;
convertiré su tristeza en gozo,
los alegraré y aliviaré sus penas. R/.


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