En la tarde de hoy ha tenido lugar la Misa funeral por el padre Manuel Cantero, que no pudo celebrarse antes por causa de la pandemia del covid19. En presencia de sus cenizas, cubiertas con su Estola y junto al libro del Evangelio. Concelebrada por varios jesuitas y de modo solemne con acompañamiento del órgano de la Iglesia y cantos y repleta de personas a pesar de la situación de la pandemia, el superior de la comunidad de Málaga ha contado después del Evangelio, que el Padre Manuel Cantero escribió hace unos ocho años sus memorias sin ninguna pretensión, y que en ellas decía que ha tenido una vida plena y feliz y que mil veces volvería a hacer lo mismo, es decir, dedicarse al sacerdocio. También ha destacado, como a pesar de los años y sus problemas de salud, nunca tiró la toalla, y se mantuvo activo y realizando todo tipo de servicios en la comunidad, muchas horas de confesionario, acompañamiento espiritual, y en los últimos años realizó varios libros con sus reflexiones sobre el Evangelio que estudió durante tantos años, hasta tener un conocimiento interior profundo, tal y como enseña San Ignacio de Loyola. Otra de las cosas que resaltó fue su ilusión por celebrar la Eucaristía cada día, que mantuvo intacta como el primer día, y hasta el final de su vida. Sólo descansaba los domingos por la tarde, que los dedicaba a oír su amada Zarzuela.
Particularmente he vivido la misa con mucha emoción y dolor por la pérdida física de aquel que con su sentido del humor y una sonrisa me llamaba "ilustre", al recibirme en la sala de visitas a menudo, y que siempre me despedía con una sonrisa.
Triste, pero con fe intacta en que nos encontraremos de nuevo en aquel día del Triunfo definitivo de la muerte.
No hay comentarios:
Publicar un comentario